No todos los gatos necesitan bañarse, especialmente si siempre están dentro de nuestra casa. Sin embargo, en algunos casos necesitarás hacerlo, por ejemplo si tu gato se ensució con tierra o lodo, o si algún miembro de tu familia está presentando síntomas de alergia.
La resistencia que tu gato ponga al baño dependerá de su carácter, pero aquí te damos algunos consejos que te ayudarán a causarle el menor estrés posible.
La preparación
- Si tienes tina, llénala a una altura en la que el gato pueda pararse en ella sin estar completamente sumergido.
- Puedes hacerlo también en un recipiente plástico del tipo que se utiliza para almacenamiento.
- Utiliza agua a temperatura ambiente.
- Junta algunas toallas.
- Ten a la mano el shampoo para gato que utilizarás.
- Consigue una jícara o recipiente pequeño.
- Coloca una jerga o trapo pequeño en el piso de la tina, para que tu gato no se resbale.
- Cepilla a tu gato para que se le caigan los nudos de pelo enredado que pueda tener.
El baño
- Mételo al agua poco a poco, para que se vaya acostumbrando lentamente.
- Con la jícara y movimientos suaves, moja todo su pelaje.
- Aplícale el shampoo en todo el cuerpo, excepto en la cara.
- Tállalo suavemente con tus manos una o dos veces dependiendo de qué tan sucio se encuentre.
- Enjuágalo varias veces utilizando el pequeño recipiente lleno de agua. Este paso es importante, asegúrate de que no le quede nada de jabón porque podría causarle problemas en la piel.
- Retíralo de la tina y sécalo muy bien con las toallas.
- Si no se asusta o estresa demasiado, puedes secarlo incluso con una secadora eléctrica.
Finalmente, recuerda mantener a tu gatito a temperatura ambiente durante el resto del día para evitar que se enfríe.