Cuando algo nos incomoda o sentimos algún dolor, los humanos tenemos la capacidad de resolver el problema que nos molesta.
Lamentablemente, nuestras mascotas no pueden hacerlo por sí mismas, y somos nosotros quienes tenemos que percatarnos de la situación para darle solución.
Algunos de los síntomas de que nuestro perro está deprimido son:
- Falta de apetito.
- Cambio en su conducta: no juega como antes, no reacciona ante las visitas o los paseos al parque.
- Se esconde en lugares no usuales, como debajo de una mesa, en la bañera, o detrás de algún mueble.
- No toma agua.
- Duerme más de la cuenta.
Si tu perro muestra alguno de estos síntomas o algún otro que consideres inusual, no dudes en llevarlo al veterinario, ya que puede tratarse de alguna enfermedad o dolor.
No esperes mucho tiempo ya que algunas enfermedades requieren de una detección y tratamiento oportunos para no causar mayores daños.