Todos los que tenemos perros sabemos que nuestros fieles compañeros desprenden olores desagradables de vez en cuando. El problema se agrava si dejas subir a tu perro a tu cama o sillones porque estás siempre cerca de él.
A diferencia de nosotros, los perros no sudan por todo el cuerpo, lo hacen principalmente por los cojinetes de sus patas. Aún así, los folículos en todo su cuerpo segregan una sustancia grasosa, la cual les da un olor característico.
Si no bañas frecuentemente a tu perro, esta grasa se acumula e incrementará el olor. Ten cuidado de no bañarlo tampoco muy frecuentemente, porque entonces el cuerpo generará más grasa.
Nuestros mejores amigos también pueden emanar malos olores por su hocico. Esto se puede deber al acumulamiento de restos de comida en sus dientes o encías. Si lavas frecuentemente sus dientes, evitaras que el problema se agrave. También es importante cuidar su alimentación, evitando darle comida o dulces para humano.
El olor más fétido es el de las glándulas perianales, que se encuentran alrededor del ano de la mascota. En ocasiones de mucha excitación o miedo, el perro puede hacer que estallen y el líquido que brota tiene un olor muy desagradable.
Esto no se puede evitar del todo, ya que corresponde a la propia naturaleza del animal, sin embargo, puedes pedirle al encargado de bañar a tu perro que le drene esas glándulas para que no estén siempre llenas.
Por último, tu perro también puede tener olores que tienen que ver con padecimientos, y tienes que estar muy atento para acudir al veterinario en cuanto los detectes. Éstos pueden ser causados por infecciones en los oídos, heridas en los cojinetes, o abscesos dentales.
Recuerda también lavar frecuentemente el lugar donde tu perro duerme o descansa la mayor parte del tiempo, ya sea una camita, tapete, cojín, o alfombra.